Reseña Biográfica de Louis Claude de Saint Martin

Picture
Louis-Claude de Saint-Martin
1784-1803


Reseñas biográficas



El que se llamaba a sí mismo el "filósofo incógnito" aparece hoy como uno de los pensadores franceses más profundos, uno de los mejores escritores del siglo XVIII. Es considerado en todo caso como el más 
gran teósofo de su época. Se nos presenta también como una de las figuras más atrayentes del romanticismo, como uno de los hombres cuyo pensamiento va a fecundar, de manera difusa o directa, a las generaciones siguientes. Balzac le debe mucho; los románticos alemanes, en primer lugar el filósofo muniquense Franz von Baader, le deben mucho más. Joseph de Maistre ve en él al "más instruido, al más sabio y al más elegante de los teósofos".


El "Filósofo Incógnito". Nacido en Amboise, salido de la baja nobleza, Louis-Claude de Saint-Martin, primero estudiante de Derecho, obtuvo en 1765 un título de sub-teniente en el regimiento de Foix instalado en Burdeos. El teósofo taumaturgo Martines de Pasqually (hacia 1710-1774), cuya doctrina se presentaba como la clave de toda teosofía judeo-cristiana, se había establecido el año anterior en esta ciudad. El había fundado hacia 1754 una Orden de Elegidos "Elus Cohens" (sacerdotes elegidos) en cuyo seno se enseñaban las operaciones teúrgicas, inseparables de esta doctrina misma, destinadas a hacer aparecer los espíritus angélicos. Saint-Martin fue admitido desde 1765 en esta orden cuya enseñanza y cuyos ritos lo proveyeron definitivamente de lo esencial de su filosofía y de los temas principales que el no cesó de desarrollar en todas sus obras. Abandonó definitivamente el ejército en 1771 para consagrarse a su vocación y fue el secretario de Martines durante varios meses.

Entre 1773 y 1774, permaneció en Lyon en casa de Jean-Baptiste Willermoz (1730 - 1824). Este otro discípulo de Martines fundó en 1778 la francmasonería "rectificada", a la cual él hizo pasar lo esencial de la teosofía martinesista. Durante su estada en la casa de Willermoz, Saint-Martin redactó su primera obra, "De los errores y de la verdad", o "Los Hombres llamados a los principios de la ciencia". Cuando apareció este libro, en 1775, el autor se encontraba en París y se convirtió entonces en el "Filósofo incógnito", apelativo con que sería recordado para la posteridad.

Su "Cuadro natural de relaciones que unen a Dios, al hombre y al Universo" (1782) retoma y prolonga las enseñanzas de los "Errores...". Desde esta Época. Saint-Martin se aparta de las vías activas de la magia para orientarse en una dirección cada vez más "interior"; desconfía incluso de la francmasonería, a pesar de una breve pertenencia en el rito rectificado de Willermoz. La estada de Saint-Martin en Estrasburgo (1788-1791) puede considerarse como un acontecimiento histórico: allí se encuentra con Madame de Bocklin, quien le revela la filosofía de Jacobo Bohme (1575-1624).

Después de "El Hombre de deseo" (1790), uno de los más bellos libros del idioma francés, y luego de "El Nuevo Hombre y "Ecce Homo" (destinado a instruir a la duquesa de Borbón), aparecidos en 1792, escribió principalmente bajo la influencia de Bohme, de quien concilia la enseñanza con la de su "primer maestro" Martines. Al mismo tiempo comienza su correspondencia teosófica con el bernés Niklaus Anton Kirchberger (1739-1799). De 1795 data la célebre controversia de Saint-Martin con Garat. Sus ideas sobre la Revolución francesa, expuestas brillantemente en varios opúsculos, se parecen mucho a las de Joseph de Maistre quien expresa simultáneamente las suyas. Saint-Martin ve en este desorden un castigo provisional enviado por la Providencia, debido a la decadencia de los tronos y de los altares; es por esto que no vacila en montar guardia ante el Templo en el que se encerró a Luis XVII. Después Él escribió otras obras, de las cuales "El Ministerio del hombre-espíritu (1802) es sin duda la más elaborada y la que concilia mejor las enseñanzas de Bohme con las de Martines. Al mismo tiempo redacta algunas traducciones de los libros de Bohme y los publica. Se encuentra con Chateaubriand en el Valle de los Lobos, en enero de 1803 y muere el 13 de octubre en Aulnay en la casa del senador Lenoir-Laroche.

 

.